17 de febrero de 2017

Mi padre pasó toda su vida trabajando para la Administración de Justicia. Era oficial en el Juzgado de Motril, cuando solo había un Juzgado en Motril y cuando el partido judicial incluía también los municipios que hoy integran el partido de Almuñecar. Era el oficial de toda la vida.

Era por tanto muy conocedor del sistema judicial que tenemos en España. De los más conocedores, me atrevería a afirmar y yo, por suerte o por desgracia me he criado inmerso en ese sistema. He pasado tardes (antes los funcionarios trabajaban mañana, tarde, y fines de semana y no disfrutaban de vacaciones) haciendo los deberes en sede judicial, sentado en un sillón majestuoso de terciopelo rojo y madera tallada aprendí a dividir. Aprendí a escribir a máquina, con nueve años, en una Olivetti cuyo sonido aun recuerdo (me sirvió mucho para usar hoy el ordenador y sobre todo el wasap) y lo que más, el olor a juzgado. Los que conocen ese olor saben de lo que les hablo: es un olor dulzón, rancio, a madera antigua y a terciopelo decadente y creo recordar que de niño, los jueces olían igual, o a mí me lo parecía.

Ese olor es la más clara imagen de la justicia de ayer, de hoy y de siempre.

De pequeño siempre oí decir a mi padre que la justicia no se arreglaría nunca, que nadie tenía interés en que ello sucediera. Cuando aprobé a las oposiciones a Juez en al año 1993, mi padre volvió a recordarme que no me hiciera ilusiones, que  la justicia no daba votos y que por tanto no tenia arreglo.

Pues bien, mi padre murió en el año 2.001 y desde entonces, no recuerdo exactamente cuántos ministros de justicia han pasado por los distintos gobiernos, de unos colores y de otros, pero al menos cinco. El Consejo general del Poder Judicial ha cambiado de vocales al menos en tres ocasiones y sobre todo, la Ley Orgánica del Poder Judicial y las leyes procesales han sufrido innumerables reformas y modificaciones, siempre con la pretendía intención de hacer una justicia ágil y moderna. Creo que es imposible, de memoria, detectar cuantas han sido, pero si lo buscan en Google, quedarán realmente escandalizados del número de reformas que ha tenido la justicia en estos últimos años.

Después de estos cambios de gobiernos, y de las incesantes reformas, creo que hoy, estoy en condiciones de decir a mis hijos que la justicia ni funcionó antes, ni funciona hoy y que desde luego, no funcionará tampoco en el futuro. Y que su abuelo llevaba razón. Y puedo asegurar, y los que me conocen darán fe, que soy un optimista militante y convencido. Sin embargo, ya sé que no se arreglará la justicia porque ya he visto la cantidad de intentos que se han hecho y todos baldíos.

Hay grandes profesionales y jueces muy preparados, pero es un problema de concepto, de sistema y de filosofía. Esta mañana he hablado con un magistrado compañero y amigo y al comentarle que iba a escribir este artículo, me daba la razón y analizando la situación, concluía que él está exactamente igual que cuando empezó en al año 1993, pero con un ordenador vetusto encima de su mesa, y con el mismo sueldo que tenia hace diez años.

No hay más que entrar en una oficina de la Agencia Tributaria o de la Seguridad Social para comprobar qué es una administración eficaz, y qué diferente es de un juzgado. Los juzgados siguen teniendo ese olor que describía antes, todo se hace un mundo, todo es complicado, solo existen obstáculos y dificultades. Porqué la AET puede enviarte un SMS con el borrador de la Declaración de la Renta y un Juzgado no puede ni enviar un correo electrónico, porque la oficina no tiene cuenta de correo?

Todavía hay juzgados que inadmiten una demanda porque la firma que se presenta del letrado es escaneada porque naturalmente es la única manera de enviarla al procurador si el letrado no reside en esa ciudad sin coste alguno y sin necesidad de talar árboles para fabricar papel.. Y ello pese a que la firma de Procurador sea original y pese a que el Procurador jure y perjure que no es falsa y pese a que en el, primer acto procesal que requiera presencia, el letrado vuelva a manifestar a todos que sí que aquella es su firma. Que fue de la globalización?

Bajo la pretendida defensa de derechos se cometen atrocidades de este tipo. A quien se pretende proteger con esa inadmisión?

No tiene explicación. Y es verdad que alguna reforma ha pretendido incidir en ese terreno, pero naturalmente, las leyes sin una importante dotación presupuestaria, son papel mojado. Tenemos un gran número de modificaciones legales desde hace años que no son aplicables ni están vigentes porque no han tenido dotación presupuestaria para hacerlas valer: Recursoante los Tribunales Superiores de Justicia, segunda instancia penal, etc.

Ello lo que determina, es, que en realidad ningún gobierno ha tenido verdadera voluntad política de arreglar la justicia, pues por muchas declaraciones de principios que se hagan y por muchas reformas legales que haya, sin dinero no se soluciona ningún problema en esta vida, y menos la justicia.

Si habiendo atravesado una época de expansión económica sin parangón y lo mas que se ha conseguido ha sido parchear alguna ley y seguir como antes ahora, con la situación existente y la que nos espera, nadie sensato pensará que se va a dar solución a este problema.

Existe además una desmotivación y desincentivación generalizada en los funcionarios de la Administración de justicia y por supuesto en Jueces, quienes ven su capacidad económica cada vez mas mermada, sus derechos laborales peor que cuando empezaron, y sobre todo, hartos de que tenga el mismo trato el buen funcionario que el malo. No hay manera de hacer carrera dentro del sistema judicial. Por muy bueno que sea un Juez frente a otro pésimo (que, aunque pocos, los hay), nunca podrá ocupar una plaza mejor o de mas responsabilidad, si el juez malo tiene más años de antigüedad. Eso es tan desmotivador como absurdo.

De ahí, que cada vez haya un mayor número de jueces que cuelgan la toga con puñetas para utilizar la toga de abogado, y cada vez habrá mas. En la medida que haya propuestas de despachos. No lo dudéis.

Desde la visión que me ofrece actualmente la empresa privada es absolutamente incomprensible que perciba el mismo sueldo el funcionario o el Juez que atasca los Juzgados por donde va (que, insisto, son pocos pero los hay) que el Juez que tiene al día cada juzgado por el que ha pasado. Las personas del ámbito privado se pondrán las manos a la cabeza cuando conozcan que un mal funcionario percibe el mismo sueldo que el excelente. No hay mayor desigualdad que el trato igual a los desiguales.

En fin, seguimos teniendo una justicia antigua, con leyes antiguas, muy parcheadas, sin dotación presupuestaria, con funcionarios desmotivados (y con razón además) que trata igual a los malos que a los buenos profesionales y que se asusta de las nuevas tecnologias. Una justicia que sigue perdiendo el tiempo en banalidades formalistas y rigoristas intrascedentes para el ciudadano y que ni siquiera permite que se presente un escrito por internet con lo fácil que sería para presentar, por ejemplo, un monitorio, rellenar un formulario de internet y darle a “enviar” (así se hace en Portugal, por no ir muy lejos).

Podría analizar más profundamente los defectos del sistema, ( que son muchos más) pero como la extensión de este artículo es poca, solo me queda cerrar los ojos, recordar aquel olor a Juzgado, y comprobar que huele igual que la justicia del Siglo XXI, y por supuesto, como siempre, darle la razón a mi padre.

VICENTE TOVAR SABIO

Compártelo

Newsletter
Suscríbete a nuestra newsletter
Y no te pierdas nuestros eventos

Al enviar este formulario aceptas el tratamiento de tus datos en las condiciones mencionadas. Ver información

Loading