Cuando fueron detenidos doña Rosario Porto y don Alfonso Basterra, la gente de la calle empezó a acusarlos de asesinos. Enseguida me vino a la cabeza la obra del genial Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada. Curiosamente la instrucción del caso iba por otro lado diferente. Todo eran lagunas, nada de pruebas contundentes: […]