Hoy vamos a tratar un tema tan cotidiano como desconocido para algunas personas que no están vinculadas con el mundo del derecho.
Cuando en un procedimiento judicial obtenemos una sentencia favorable, como por ejemplo: Condenan al demandado a pagar a nuestro cliente una determinada cantidad de dinero, aquí obtendríamos una sentencia que si no es recurrida por las partes, sería calificada como sentencia firme.
Esta sentencia firme a veces no se cumple por el condenado, por lo que es necesario iniciar un nuevo procedimiento a través de una nueva demanda: Es la demanda de ejecución de sentencia.
Pues bien, muchos clientes nos preguntan “¿Por qué si tengo una sentencia firme… El que ha sido condenado a pagarme no lo hace si se supone que ya esta obligado a ello?”, “¿Por qué tengo que interponer un nuevo procedimiento para poder ejecutar la sentencia?” “y si se vuelve a negar a pagar, ¿Cómo puedo cobrar mi dinero?”.
A continuación, trataremos de resolver estas dudas:
Continuando con el ejemplo de la deuda, la sentencia firme reconoce que a una persona se le debe dinero al mismo tiempo que reconoce la cuantía de la deuda a pagar. Pues bien, el demandado puede ignorar la sentencia decidiendo no pagar, por lo que ahora, en el procedimiento de ejecución lo que se hace es obligar al deudor a cumplir con el fallo de la sentencia.
Y es en la fase de ejecución cuando se nos permite solicitar al juzgado (por medio de una demanda) las medidas necesarias para cobrar la deuda. Una de estas medidas podría ser el embargo de cuentas, bienes, o cualquier elemento que tenga valor económico para poder obtener lo que judicialmente se nos ha reconocido.
En conclusión, la deuda se puede cobrar tras la sentencia si el demandado decide pagar, pero si no lo hace, nos obligará a -literalmente- ejecutar la sentencia y a utilizar todos los mecanismos que la ley permite.
Esperamos haber aclarado un poco mas esta fase del procedimiento y para cualquier duda, aquí estamos para resolverlas.
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