26 de enero de 2014

Hoy es uno de esos días en los que ser abogado resulta especialmente gratificante, porque se ha hecho justicia con una inocente, aun y cuando todo parecía estar en contra.

Una mujer cubana mataba a su marido el 25 de agosto de 2011. Hace dos años y cinco meses, tiempo que Ana, como se llama mi defendida, ha pasado en la cárcel.

Pero era inocente.
Siempre he disfrutado con mi profesión, tanto cuando era magistrado como ahora, que en situación de excedencia como juez, me dedico al ejercicio de la abogacía. Y hoy es un día especialmente feliz en ese sentido.

A priori, lo teníamos todo en contra. Además de los prejuicios sociales, nacionalidad cubana de la acusada, ningún recurso económico, sin familia ni amigos en España (ya que su marido la había mantenido aislada y recluida en su domicilio desde su llegada), una familia política que se personaba como acusación particular, en prisión preventiva desde el primer momento...

Un caso difícil. Pero Ana era inocente y nuestro trabajo consistía en demostrarlo. Para ello resultaron especialmente importantes los informes neuropsicológicos y psiquiátricos emitidos por Maribel Marín Torices y José Orta, respectivamente.

Preparamos muy bien la defensa, solicitando la absolución desde el primer momento, basando nuestro argumento en los malos tratos continuados que había recibido Ana durante más de tres años por parte de su marido (el fallecido) y que le habían provocado considerables secuelas físicas y psicológicas. En nuestra opinión, el homicidio había sido en legítima defensa, en contra de la tesis del fiscal y de la acusación particular, quienes solicitaban para la acusada una pena de 20 años de cárcel y una indemnización económica.

El juicio ha sido agotador, por la densidad de las sesiones que exigían gran concentración y por la necesidad de reaccionar con rapidez y eficacia ante lo que acontencia en la sala. En un juicio con jurado, la actuación del letrado es especialmente importante, ya que debe dirigirse no a un juez, sino a personas sin formación judicial, a las que tiene que hablar en términos comprensibles, aludiendo más al sentido común que a la lógica jurídica.

Tras cuatro días de juicio, el jurado popular ha sido rápido en deliberar y ha decidido que Ana es inocente lo que se ha hecho público hoy. El juez, ha dictado sentencia "in voce" para decretar su libertad inmediata, sin perjuicio de la sentencia absolutoria que será redactada en unos días.

Es una gran alegría que se haga justicia y ser parte de ello. Ser partícipe del triunfo del más débil, y más en contra todo pronóstico.

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