Nos encontramos muchas veces con situaciones, que pretenden deshacerse una vez acaecidas, cuando lo correcto, que no sencillo, hubiera sido actuar en su momento.
Muchos de vosotros podéis tener una situación familiar, que por circunstancias sobrevenidas o incluso desde siempre, derivan en situaciones de incapacidad de una persona, sin que está haya sido acordada por el Juzgado. Así efectivamente existen procedimientos como el de tutela, de prodigalidad o incluso de incapacidad, que en mayor o menos medida sirven para limitar los derechos que por nacimiento, o mayoría de edad se adquieren.
Así por ejemplo, puede evitarse que una persona que efectivamente no esté en plena disposición de sus capacidades mentales, realice determinados actos como pudiera ser, negarse a un tratamiento.
Por ello, y aunque como digo no sea sencillo, estás situaciones no deben de obviarse y se han de tomar medidas pese a su delicadeza.
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